AULA DE TEATRO ALBATROS, DESDE 1987

LO BUENO QUE UN DÍA HICIMOS JUNTOS SIEMPRE QUEDARÁ

martes, 12 de octubre de 2010

ADIÓS, MAESTRO

Hoy, 12 de octubre, se nos ha ido uno de los grandes de la escena española. Pertenece a una generación que ha marcado la historia de nuestra escena y, por añadidura, de nuestro cine y televisión. Ellos eran CÓMICOS, así, con mayúscula, porque esa era la denominación que les gustaba oír cuando alguien se refería a ellos. Porque la palabra cómico, era la que se usaba para nombrar a los actores y actrices de la época, y les llenaba de orgullo. Hoy la usamos hasta para nombrar a algunos cuenta-chistes o monologistas del tres al cuatro, lo cual me parece un delito.
Don MANUEL ALEXANDRE fue un actor que se hizo, al igual que todos los de su generación, siguiendo el camino marcado por la tradición teatral: comenzó de figurante o meritorio en un compañía de teatro, con el tiempo pasó a secundario y, cuando llevaba cientos de representaciones encima, a primer actor. Todo ello aderezado con lo que se denominaban como clases de retórica y declamación. Gracias e ello tod@s l@s de su generación sabían hablar -lo mínimo que debe exigirse a alguien que sube a un escenario o se pone delante de una cámara- y expresarse con naturalidad. Igualito que ahora, que asistimos -con mucho estupor y pavor- a la presencia de personas que se denominan actores y actrices y a los que se le entiende menos que al Pato Donald, con la diferencia de que éste hace gracia, ell@s no. En breve veremos películas y series españolas subtituladas, para poder enterarnos de algo.
Estos actores, le daban a todos los palos de la profesión: cine, televisión, doblaje y, sobre todo, teatro. Muchos de ell@s buscaban, en cuanto su tiempo se lo permitía, el volver a subirse al escenario, porque ello era su vida.
Las nuevas generaciones de actores y actrices, deberíais miraros en el espejo de estas generaciones y no en el de las actuales, aunque estos ganen algún Oscar y aquellos ni de lejos.
Dentro de la obra de Don Manuel podríamos destacar en televisión sus cientos de apariciones en Estudio 1 -Programa de teatro en la tele del que un día habalré largo y tendido- o La Novela -espacio que hacía narraciones en episodios de novelas y relatos famosos-. Dentro del cine participó en varias de las mejores películas de nuestra historia: Bienvenido Mister Marshall, Atraco a las Tres, Plácido, El Verdugo, Muerte de un Ciclista, etc. En teatro la lista resultaría interminable, pero cabe destacar su interpretación en la magistral Luces de Bohemia, de Valle-Inclán, junto a otro maestro como José María Rodero. 
Don Manuel ocupó el lugar de los llamados secundarios de lujo, junto a otros nombres como Agustín González o Rafael Alonso, aunque en muchas ocasiones, su buen hacer lograba eclipsar a los mismos protagonistas. Siempre demostró su profesionalidad, hasta en papeles menores -como por ejemplo, el Profesor Don Matías, en una película de Parchís-, pero sobre todo su tremenda humanidad y la cercanía que siempre mostraba a los que se acaercaban a él.
Hasta siempre, Maestro, que seas igual de dichoso y feliz allá dondé quiera que estés.  

1 comentario:

  1. Estupendo y necesario recuerdo a un grande del cine español. No tuve la oportunidad de verle en teatro, pero sí que pude disfrutarle en el cine.

    Del mismo modo que tú haces mención a la diferencia entre un cómico y un humorista, él gustaba de diferenciar entre "actor secundario" (expresión que odiaba) y "actor de reparto".

    De su generación solo nos queda Leblanc, que anda metido en Torrentes varios, y de la posterior Landa, ya retirado. Berlanga ya nunca más volverá a dirigir... ha desaparecido toda una época.

    Manuel Alexandre, nunca te olvidaremos.

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