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lunes, 27 de junio de 2011

VIGUESES EN SU RINCÓN (Artículo Voz de Galicia 27/06/2011)

Guillermo Surís «A este país hay que darle una vuelta»

Cientos de alumnos asisten cada año a las clases de teatro de este funcionario atípico
Autor:
soledad antón María jesús fuente
Localidad:
VIGO / LA VOZ
Fecha de publicación:
27/6/2011

Es Guillermo Surís uno de esos funcionarios atípicos (haberlos, haylos) que, además de gustarles su trabajo, ejercen en horas libres. Aunque la parte más importante de su tarea en Hacienda es la inspección, lo del ejercicio no implica que desenfunde la lupa cuando el contribuyente menos lo espera, sino que aprovecha cualquier ocasión para recordar el valor de lo público. «Cuando voy a los colegios a dar charlas a los chavales y les explico que una operación de apendicitis cuesta entre 2.500 y 5.000 euros o 100.000 euros la formación de un chaval, desde el colegio a la universidad, se quedan muy sorprendidos», afirma.
Y es que Surís es también la cara visible del programa de educación cívico-tributaria de la Hacienda viguesa. Como buen maestro considera que ese apartado, el de la educación, es vital para concienciar a la gente de que «no aprovechar esos servicios o malutilizarlos es una manera de defraudar». Es optimista en este sentido, aunque muy consciente de que siendo este el país de la novela picaresca, es un mensaje que cala muy a los pocos.
Es de los que cree que hay motivos para estar indignado y se alegra de que los jóvenes hayan terminado por darse cuenta de que sí, que la cosa iba más con ellos de lo pensaban. «Este país necesita una vuelta de arriba abajo».
Puro teatro
Con todo, la verdadera debilidad de Guillermo son las tablas. La música y, sobre todo, el teatro son más que un pluriempleo. Son pasiones que le acompañan desde la infancia, sobre todo la musical. Puesto en la tesitura de recordar cuándo empezó todo, dice que quizá en los guateques que montaba en casa su hermano mayor (es el pequeño de cuatro) a finales de los 60.
Empezó a tocar el bajo en sus años de estudiante en los Maristas. «Tocábamos en misa, pero aprovechábamos los ensayos para hacer versiones de Creedence, Beatles o Los Brincos», dice. Fue precisamente después de un acto religioso cuando recibieron su primera y puntual oferta de trabajo, amenizar las fiestas de San Roque. Así nació Filadelfia. «Fuimos los héroes del barrio durante meses». Terminaron profesionalizándose y convirtiéndose en asiduos de la BBC (bodas, bautizos y comuniones). «Llegamos a sonar bien y a ganar dinero. Cobrábamos 150.000 pesetas por fin de semana. Te hablo del año 79, cuando el sueldo de un trabajador medio no superaba las 20.000».
Pero el dinero no le deslumbró, así es que al regresar de la mili decidió cambiar de registro. «No me imaginaba de mayor de fiesta en fiesta», explica. En los escenarios se encontraba como pez en el agua, así es que se pasó al teatro mientras empezaba a ganarse la vida como contable por horas. Junto a otros aficionados fundó Arco Iris, un grupo desaparecido no hace tanto que seguro recordarán muchos vigueses.
Entre col y col se presentó a unas oposiciones que no había tenido tiempo de preparar y las aprobó. Casi al mismo tiempo que pasaba a formar parte de la nómina de Hacienda, empezaba a ejercer de profesor de teatro en el colegio Compañía de María. En cuanto empezó a correrse la voz del buen trabajo que hacía con los alumnos, fue sumando candidatos a actores. No hay ningún otro centro con una actividad extraescolar tan demandada.
Les sobran ofertas -«Puri [su mujer] y yo somos un equipo»-, pero dos cabezas y cuatro brazos no dan para más. El poco tiempo libre que le queda lo reparte, no necesariamente por este orden, entre la lectura, el deporte y la familia.
Guillermo Surís
Funcionario y profesor de teatro
Ruta del Agua
Porque mientras se hace deporte se disfruta de una vista espectacular
«Hay tan pocos textos de teatro para niños y son tan malos que prefiero escribir los míos, por no hablar de la SGAE». Es su manera de explicar que ha sido la necesidad lo que le ha llevado a convertirse en guionista. Suma ya más de medio centenar de obras, que no tiene problemas en prestar cuando alguien se lo pide.
Quizá alguno de esos textos lo haya gestado mientras pasea por la Ruta del Agua, uno de sus mejores descubrimientos, según dice. De hecho, el arranque del sendero, en la falda del monte de la Madroa, es su rincón favorito.
«Las vistas son espectaculares. Parece mentira que en plena ciudad exista un lugar como este», comenta Surís mientras observa con detenimiento.

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